Nuestra «libre» elección de pareja es, en último término, un producto de nuestro inconsciente, Y lo que desea el inconsciente es ser completo, y curar las heridas de la infancia.
Con ese propósito, lleva consigo su propia y detallada imagen de una pareja apropiada, que busca no por las posiciones correctas, sino por la química adecuada.
¿Y qué es esa química? Nada más que la atracción inconsciente que experimentamos hacia alguien que tenemos la sensación de que satisfará nuestras propias necesidades emocionales.
Esas necesidades consisten en cubrir la «deficiencia» de la infancia, logrando que el otro miembro de la pareja llene los vacíos psicológicos dejados por quienes nos cuidaron en la infancia.
A esta imagen de los padres, que llevamos profundamente enterrada en nosotros mismos, la llamo Imago.
Cuando encontramos a una pareja Imago se produce esa reacción química y se enciende la llama del amor. Nos sentimos vivos y enteros, seguros de haber encontrado a la persona adecuada que lo enderezará todo.
Desgraciadamente, y puesto que casi con toda seguridad habremos elegido a alguien con rasgos negativos similares a los de los padres que nos hirieron, son bastante reducidas las posibilidades de que en esta ocasión logremos un resultado más positivo.
Sin embargo hemos descubierto que es posible lograr una sanación poderosa precisamente a través del matrimonio, El matrimonio en sí mismo, entendido adecuadamente, es la terapia que necesitamos para crecer y ser completos, para regresar a nuestro estado gozoso innato.
Al enamorarnos, volvemos a despertar recuerdos de ese estado idílico de conexión y alegría con el que hemos perdido el contacto.
Relacionamos nuestros sentimientos recién despertados con el ser querido porque él o ella nos recuerda inconscientemente a las primeras personas con las que asociamos esos sentimientos: aquellas que nos cuidaron de pequeños.
Tenemos que restaurar las partes desgajadas y negadas de nosotros mismos, que perdimos en nuestra infancia, y curar la insensibilidad, el dolor y las amenazas percibidas de nuestra conexión con los demás. La forma más efectiva que conozco de lograrlo es a través de las relaciones amorosas.
Si sueña con encontrar una pareja amorosa totalmente compatible, debe saber que ese deseo brota de los aspectos humanos más sanos y plenos de su propia naturaleza.
Sea cual fuere su historia y las veces que haya pasado por una decepción amorosa, se encuentra usted, que en este momento está solo, en una posición ideal para aprender lo que necesita saber para encontrar y mantener el amor de su vida.
Es cierto que ahora nos casamos por amor y que esperamos encontrar la satisfacción romántica en el matrimonio. Y es correcto que nos casemos por amor. Pero el amor, o el matrimonio, no es lo que creemos que es.
Al margen de lo que pensemos y por muy cuidadosamente que hayamos preparado nuestra lista, lo que sucede en la selección de pareja no tiene nada que ver con el amor, sino con la necesidad. El amor, si es que llega a aparecer, surge en el matrimonio, como resultado de nuestro compromiso para curar a nuestra pareja.
Se trata de darnos cuenta de que el matrimonio tiene un propósito oculto: la cura de heridas de la infancia. En lugar de concentrarse totalmente en necesidades y deseos superficiales, aprender a reconocer los asuntos de la infancia subyacentes y no resueltos.